miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tercera espiga del verano: el ternero.

   Para Conchi, defensora y amante de los animales


     No puedo mostrar una foto que me produzca más ternura que la de un ternero mamando de la ubre de su madre. Si se observa la fotografía se ve la mirada de felicidad ante el ansiado néctar de la vida. El ternero chupa con devoción y con placer en este nuevo alimento para él. Capté de casualidad ese instante que me emociona cada vez que lo miro. Es la delectación, el placer de sentirse vivo y acompañado de la madre, la inocencia. No hay locura, ni violencia ni tortura. Tal vez llegue más tarde, pero en ese instante el ternero se aferra a la vida y la disfruta de tal modo que muchos quisiéramos.

Estos días pasados hemos tenido que asistir a la crueldad del hombre y a su sadismo en el llamado Toro de la Vega. No voy a entrar en las lindes de la ira que tal ensañamiento me produce, solo destacar que es en la mirada de este ternero en donde quiero dejar mi sentir y mi sensibilidad. La vida, en ocasiones, es tan hermosa...

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