domingo, 11 de diciembre de 2011

Tríptico poemático: En Cruz. I

Tengo miedo a perder la maravilla

I

 
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus manos volcánicas,
enraizadas en sarmientos
que abrazan la tierra con esperanza.

Temo la llegada de la nieve
que en invierno oculta su rostro
entre racimos doloridos.

Tengo miedo de la ausencia,
de palpar paredes encaladas a solas,
de encontrar tibias las aceras
y aún más frías las madrugadas.

Me dan pena los colores,
y las piedras,
las espigas quebradas,
los cordeles abandonados.

Por eso tengo miedo a perder tu maravilla
de la mirada delicada de tus ojos,
el roce de tu tacto en el lienzo,
maravilla,
maravilla de un día soleado
que quiebra las serenas estatuas
con la furia contenida de Dios.
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Tengo miedo a perder la maravilla, según un verso de Federico Gª Lorca



sábado, 10 de diciembre de 2011

Tríptico poemático: En Cruz. II

          Te doy un poema



                II

Te doy un poema
de tarde intermitente
en esta hora en que los colegiales
juegan con las cerezas de la infancia.

Te doy un poema,
chico eterno de mirada montaña
que me hace hablar entre los ecos
aunque solo sea una voz
atenta a ti.

Y como pasan los relojes,
fusiles despiadados,
aquel tempus fugit,
carpe diem,
rosa-ae, puella-ae,
pasan,
ubi sunt,
vita-ae.
Mientras tanto la vida late lunas y lunas
y yo te doy un poema
en este ángulo del Mundo
arriesgado,
tenso,
armónico,
feliz,
tuyo.

Te doy un poema,
y es suficiente.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tríptico poemático: En Cruz. III

Espera


III

Así como el campesino espera la lluvia de abril
y el panadero el olor de la harina fermentada,
                                  el artista espera su oficio algunas veces.
                                                 − Tal vez
sea mejor apuntar: siempre, siempre espera.
Por eso no encuentra una habitación para llorar,
sencillamente porque no existe.
Mas a pesar de todo
llegará otro tiempo distinto
en el que se confundan las algas y las mareas,
el trigo y la tierra,
las manos y el cemento.
A pesar de todo
ha estado bien la vida,
haberla vivido a manos llenas,
                              qué más quisieran muchos,
haberla bebido a grandes sorbos,
                             qué alegría la ebriedad,
haberla sentido a corazón abierto,
                             qué desazón maravillosa el amor.
A pesar de todo,
la espera es la misma vida,
y desde luego,
merece la pena haber sido,
ser
esa hora tan breve.


martes, 6 de diciembre de 2011

"Voy a dedicarme a contemplar los pájaros"

Hace muy poco que conozco a Maribel. Maribel no es ni alta ni baja, aunque tiene una mirada que delata cariños, y una voz que se ondula entre la calma y la tormenta. Maribel va a prejubilarse en medio año. Quiere dedicarse, entonces, a contemplar los pájaros. Esa va a ser su gran meta. Ver el vuelo del halcón, el serpenteo aéreo de una golondrina o la cotidianidad de los gorriones de ciudad.

Me pregunto si hay algo más fructífero que esta tarea que nos regala el cielo. Maribel no quiere otras metas, otros menesteres ni ataduras. Eso es, el trino y el vuelo serán sus armas vitales que acompasará al júbilo de las horas abiertas, sin dueño.

Maribel escribe su propia intrahistoria en sus gestos, sus pequeños comentarios sobre su vida — la vida— sobre el arte de estar aquí, a pesar de todo.

Tuvo hijos, se divorció, aprendió un idioma europeo, vivió en otras ciudades y ahora quiere escribir un blog. Maribel se adapta a los tiempos. A ella le preocupa la vulgaridad y esas pequeñas cosas que hacen daño con solo mencionarlas. No le gusta que se queden las pegatinas de los precios en las suelas de los zapatos (y más si son de tacón), ni que las chicas se afeen con tanto maquillaje ni con prendas en exceso provocadoras. Ella —pienso— cree que la belleza y la sensualidad residen en la mirada. No es necesaria tanta alharaca para decir que estamos ahí y que queremos gustar y seducir. A Maribel, por lo tanto, le gusta el detalle, los mensajes en las botellas con palabras sencillas y verdaderas.

Maribel es el futuro. Un futuro prometedor. Mujeres como ella son las que han hecho posible que vivamos en un país democrático y libre. Y no solo eso, sino también en un país en el que hemos podido crecer con el estómago lleno y la piel aseada, los cielos abiertos a aves migratorias y el reloj en el bolsillo para hacer aquello que más nos gusta: soñar.

Ella, como tantas otras, es responsable de ese anhelo que ha sido el estado del bienestar. Según los diarios, está a punto de resquebrajarse. Los más jóvenes, si esto sigue así, no podremos dedicarnos a contemplar el delicado vuelo de las aves. O al menos, no tanto como quisiéramos. Vamos a ver qué pasa. Viviremos para contarlo, que diría el colombiano. Y si no, al menos para evadirnos como hizo El principito, aprovecharemos una migración de pájaros silvestres. Se lo debemos a Maribel.