Recolectar es sin duda una de las tareas más antiguas del hombre. Somos ese acto de sumisión con la Tierra que consiste en agacharse a recoger del campo y del asfalto las ofrendas. Recogemos hortaliza, papel e incluso palabra caída. En ese acto de humildad es en donde quiero encuadrar esta ventana. En las espigas de la Vida que, desordenadas, se esparcen en el aire sabedoras de su fertilidad. Ahora las recogeré y las recolectaré con vosotros para llegar, entre todos, a encontrar la Esperanza.